
La UMA crea un prototipo que utiliza una interfaz cerebro-computadora (BCI), un tipo de tecnología de asistencia basada en las señales cerebrales de los usuarios y un dispositivo externo que las ‘traduce’.
Un equipo de investigación de la Universidad de Málaga (UMA) ha desarrollado un prototipo que combina sensores en el cuero cabelludo y una interfaz gráfica para que personas con un deterioro severo de las habilidades motoras puedan comunicarse con su entorno. El dispositivo lee la actividad cerebral y la materializa en un ordenador, que con asistentes virtuales de voz, envían el texto a través de servicios de mensajería instantánea o correo electrónico a los contactos del paciente.
Los resultados de este estudio, desarrollado por el grupo UMA-BCI con personas sanas, confirman su idoneidad para comenzar las pruebas en pacientes afectados por Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), el síndrome de Guillain-Barré crónico y otras enfermedades neurológicas similares que debilitan progresivamente el sistema motor aislando completamente al enfermo hasta provocar lo que se conoce como síndrome de cautiverio, al no poder relacionarse con el exterior. El hecho de poder mantener la interacción con el entorno podría mejorar su calidad de vida.
De esta manera, el dispositivo permite que se puedan enviar mensajes de texto a los contactos a pesar de que el paciente no pueda ni siquiera pestañear. El sistema utiliza una interfaz cerebro-computadora (BCI), un tipo de tecnología de asistencia basada en las señales cerebrales de los usuarios y un dispositivo externo que las ‘traduce’.
Los expertos proponen el uso de este sistema en el artículo ‘Brain-Computer Interface (BCI) Control of a Virtual Assistant in a Smartphone to Manage Messaging Applications’ de la revista Sensors como una opción válida para dar salida a una actividad cerebral sin que intervenga ninguna acción física.
Aunque el prototipo se ha testado con éxito, aún deben realizarse estudios para que esté disponible en el mercado; por lo que deben realizarse pruebas con pacientes reales para validar su idoneidad. A pesar de ello, se postula como una herramienta eficaz para mejorar la vida de los enfermos y de sus familiares o cuidadores.
Fuente: heraldo.es